13 de agosto de 2022. Cien años. Un siglo. Una centuria. Tantas formas de llamar al recorrido de tiempo que lleva el Colegio en Graduados de Ciencias Económicas de Tucumán, pero imposible explicarlo en pocas palabras. Porque esa historia no solamente está compuesta de momentos, que los hubo y muy importantes, sino también de personas, de sentimientos, de ideas y de tantas cosas que hacen al Colegio y a su presencia permanente en la comunidad tucumana.
En un primer momento no nació con la denominación con la que hoy lo conocemos, se fueron dando cambios en las profesiones económicas y fusiones que permitieron reunir los atributos que hoy tiene.
Refundación definitiva
Se produce en 1922, con dos principios fundamentales: el "espíritu de unión" de los profesionales del área, por una parte; y por otra, la jerarquización de la profesión. A decir de los matriculados, “a partir de ese momento, nuestra institución se involucró activamente con los problemas que afectan a la sociedad como un todo y a nuestra profesión como parte activa de ella, asumimos la obligación moral de participar y en nuestro país resulta esencial promover el fortalecimiento de las instituciones profesionales”. “Debemos asumir el compromiso de contribuir a la transformación de una realidad que nos abruma, recordando en todo momento que actuar sobre la economía sin tomar en cuenta principios éticos, produce miseria, atraso y genera injusticia para las grandes mayorías” manifestaron.
En la década del '40, se reglamentan las profesiones de los Graduados en Ciencias Económicas y comienzan las gestiones para la creación de la Facultad de Ciencias Económicas. Hoy el colegio lleva la matrícula de siete títulos profesionales. Es opinión de colegas que “el profesional en ciencias económicas cumple un rol trascendental en la sociedad en los diferentes ámbitos que atañen a su incumbencia y en esa medida su tarea debe ser valorada no tan solo desde un punto de vista económico sino y teniendo en cuenta su aporte hacia la comunidad como depositario de la confianza pública”, jóvenes agregan que “es una profesión hermosa, que nos permite incorporar y acompañar a una persona durante su vida laboral, productiva, empresaria, de servicios, etc. y a su familia también, sea cual fuera la actividad que desarrolle”, que “en este camino las ilusiones de un mundo mejor y de ser un buen profesional que tenía cuando me formaba, se potencian cada día, generando mejores ambientes laborales, motivando a mis compañeros e impulsándolos a ser cada día mejor!” comenta otro.
Grandes cambios
En 1969 se fusionaron el Colegio de Contadores Públicos Nacionales de Tucumán con el Consejo Profesional de Ciencias Económicas, adoptando la denominación actual, siendo un modelo único a nivel de país donde una sola institución agrupa a todos los profesionales en Ciencias Económicas. Tiene como finalidad primordial la defensa, progreso y jerarquización de las profesiones y del profesional matriculado. Un Consejero afirma que la importancia de esta unificación radica en contar con una institución única en la provincia, con gran potencial, que hoy brinda todos los servicios profesionales, con proyección socio cultural, inmersa en las actividades desde sus inicios hasta el presente y que anteriormente estaban divididos o superpuestos entre ambas.
También en esta década, se adquiere el edificio en el que hoy se encuentra la Sede Central en 24 de septiembre 776 alcanzando el sueño de la casa propia que se agranda en 1981 con la sede en Concepción y que continúan creciendo hasta nuestros días.
Luego vinieron años de lucha por nuestros matriculados, de implementar servicios, de perfeccionarnos con capacitaciones y posicionamiento a nivel nacional e internacional y en muchos casos, en momentos en los que el país se encontraba con situaciones turbulentas tanto sociales como económicas, pero siempre respetando nuestra visión: aportar al bienestar de la sociedad jerarquizando nuestras profesiones.
El futuro
Cuando se cumplen años, el tiempo pasado marca lo que ya se vivió, son los años que ya no tenemos y entonces adquieren plena importancia los años por venir. Si algo aprendimos de nuestros predecesores tenemos que decirnos que lo mejor no está en el pasado como a veces idealizamos. Si algo aprendimos de nuestros predecesores tenemos que decirnos que lo mejor no está en el pasado como a veces idealizamos.
No hay tiempos mejores ni peores, simplemente diferentes. Creamos que realmente lo mejor está por venir y seamos conscientes que será posible en la medida en que lo construyamos. Por todo esto, roguemos para que las ganas, la pujanza y las fuerzas que hoy tenemos, se repitan en todos los HOY del mañana que inexorablemente vendrán para nuestros colegas y el bienestar de sus familias.